Este plato también llamado "Huevos Benedictine"
" se suele tomar como un desayuno consistente (brunch), o como un almuerzo ligero para estos días de verano. Con relación a su origen y como era de esperar, existen varias versiones sobre su invención.
La primera la situamos en 1894 en la ciudad de Nueva York, cuando un corredor de Wall Street llamado Lemuel Benedict, que sufría una resaca del quince tras una noche de fiesta, le encargó al maître d'hôtel del Waldorf Astoria, Oscar Tschirky más conocido como "El Gran Oscar", que le preparara su gran secreto, su bálsamo de Fierabrás particular para reponerse del vapuleo nocturno: una tostada con panceta, huevos escalfados y salsa holandesa por encima. Impresionado el chef por esta petición y habiéndolos degustado posteriormente, le dio su aprobación y lo incluyó en el menú de desayunos del hotel, pero sustituyó la tostada por el típico muffin inglés. Esta anécdota fue recogida en "The New Yorker" en la entrevista realizada a Lemuel Benedict en 1942, un año antes de su muerte.
En una segunda versión, el crítico gastronómico Craig Claiborne columnista del "The New York Times Magazine", publicaba en septiembre de 1967 una carta enviada por Edward P. Montgomery, un americano que residía en Francia, donde aseguraba que la autoría de la receta se le atribuía al comodoro y banquero E. C. Benedict, que también vivía en Francia durante la "Belle Epoque". En su carta Montgomery incluía una receta para los "Eggs Benedict", mencionando que se la había enseñado su madre, quien la recibió de su hermano, que era, a su vez, amigo del comodoro.
En noviembre del mismo año y en la misma publicación, esta carta de Montgomery era contestada por otra Mabel C. Butler de Vineyard Haven, Massachusetts, donde contaba la "verdadera historia, que era bien conocida por los parientes de la esposa de Le Grand Benedict", de quien ella fue cliente. Y rezaba así:
-"Mr. y Mrs. Benedict, cuando vivían en New York a finales de siglo, comían cada viernes en Delmonico's. Un día, la Sra. Benedict dijo al maitre d' hotel, "¿No tiene usted hoy algo nuevo y diferente que sugerirnos? Y él les indicó huevos escalfados sobre una tostada de bagels ingleses y una tira de jamón o bacon, todo ello recubierto de salsa holandesa".
Y con esta tercera versión pasamos directamente a conocer su elaboración:
"Receta de Huevos Benedictine"
Ingredientes:
4 huevos grandes muy frescos
50 ml de vinagre
2 muffins ingleses, bagels, o en su defecto, 4 rebanadas de pan de molde
4 lonchas finas de beicon, tocino o pastrami (también podemos poner de jamón)
Sal y pimienta negra
Para la salsa holandesa:
4 yemas de huevo frescas
250 g de mantequilla clarificada
zumo de limón y sal
Preparación:
Comenzamos con la salsa holandesa, y para ello clarificamos la mantequilla fundiéndola en un cazo de fondo grueso, a fuego bajo y sin revolverla. Con una cuchara vamos retirando la espuma que se va formando en la superficie. La vertemos después en otro recipiente, con cuidado, para que el depósito blanquecino que se haya formado no caiga junto con ella.
Aparte, calentamos agua en una cacerola grande y cuando esté a punto de hervir, colocamos en su interior, otro cazo más pequeño donde hemos mezclado sin batir las yemas con 30 ml de agua y una pizca de sal. Cocemos al baño maría con el fuego bajo para mantener un punto de ebullición constante, a la vez vamos batiendo las yemas con unas varillas hasta que la mezcla coja espesor y sin dejar de batir, vamos agregando poco a poco la mantequilla clarificada ya templada. Cuando la mezcla sea consistente, apagamos el fuego y seguimos mezclando e incorporamos una cucharada de zumo de limón, mezclamos un poco más hasta obtener la textura deseada y la reservamos.
Ahora vamos con los huevos y para escalfarlos ponemos a hervir una cacerola grande con agua y unas gotas de vinagre. Cuando hierva, metemos los huevos de uno en uno ( o si los haces juntos no más de 4 a la vez) sin cáscara con mucho cuidado. Dejamos hacer 3 ó 4 minutos a fuego medio hasta que la clara cuaje y esta cubra la yema. Lo sacamos con la ayuda de una espumadera y reservamos. Si no los vamos a usar enseguida, para que no se sequen los introducimos en agua fría.
Tostamos el pan (sin son muffins ingleses o bagels, los abrimos por la mitad y usamos una mitad por huevo). Doramos el bacon y lo colocamos sobre el pan tostado que hemos dispuesto sobre un plato, encima ponemos el huevo y cubrimos todo con la salsa holandesa. Decoramos con unos canónigos o cebollino y servimos enseguida.
Otra versión también deliciosa es usar salmón ahumado en lugar de bacon.
¡Bon appetit!
" se suele tomar como un desayuno consistente (brunch), o como un almuerzo ligero para estos días de verano. Con relación a su origen y como era de esperar, existen varias versiones sobre su invención.
La primera la situamos en 1894 en la ciudad de Nueva York, cuando un corredor de Wall Street llamado Lemuel Benedict, que sufría una resaca del quince tras una noche de fiesta, le encargó al maître d'hôtel del Waldorf Astoria, Oscar Tschirky más conocido como "El Gran Oscar", que le preparara su gran secreto, su bálsamo de Fierabrás particular para reponerse del vapuleo nocturno: una tostada con panceta, huevos escalfados y salsa holandesa por encima. Impresionado el chef por esta petición y habiéndolos degustado posteriormente, le dio su aprobación y lo incluyó en el menú de desayunos del hotel, pero sustituyó la tostada por el típico muffin inglés. Esta anécdota fue recogida en "The New Yorker" en la entrevista realizada a Lemuel Benedict en 1942, un año antes de su muerte.
En una segunda versión, el crítico gastronómico Craig Claiborne columnista del "The New York Times Magazine", publicaba en septiembre de 1967 una carta enviada por Edward P. Montgomery, un americano que residía en Francia, donde aseguraba que la autoría de la receta se le atribuía al comodoro y banquero E. C. Benedict, que también vivía en Francia durante la "Belle Epoque". En su carta Montgomery incluía una receta para los "Eggs Benedict", mencionando que se la había enseñado su madre, quien la recibió de su hermano, que era, a su vez, amigo del comodoro.
En noviembre del mismo año y en la misma publicación, esta carta de Montgomery era contestada por otra Mabel C. Butler de Vineyard Haven, Massachusetts, donde contaba la "verdadera historia, que era bien conocida por los parientes de la esposa de Le Grand Benedict", de quien ella fue cliente. Y rezaba así:
-"Mr. y Mrs. Benedict, cuando vivían en New York a finales de siglo, comían cada viernes en Delmonico's. Un día, la Sra. Benedict dijo al maitre d' hotel, "¿No tiene usted hoy algo nuevo y diferente que sugerirnos? Y él les indicó huevos escalfados sobre una tostada de bagels ingleses y una tira de jamón o bacon, todo ello recubierto de salsa holandesa".
Y con esta tercera versión pasamos directamente a conocer su elaboración:
"Receta de Huevos Benedictine"
Ingredientes:
4 huevos grandes muy frescos
50 ml de vinagre
2 muffins ingleses, bagels, o en su defecto, 4 rebanadas de pan de molde
4 lonchas finas de beicon, tocino o pastrami (también podemos poner de jamón)
Sal y pimienta negra
Para la salsa holandesa:
4 yemas de huevo frescas
250 g de mantequilla clarificada
zumo de limón y sal
Preparación:
Comenzamos con la salsa holandesa, y para ello clarificamos la mantequilla fundiéndola en un cazo de fondo grueso, a fuego bajo y sin revolverla. Con una cuchara vamos retirando la espuma que se va formando en la superficie. La vertemos después en otro recipiente, con cuidado, para que el depósito blanquecino que se haya formado no caiga junto con ella.
Aparte, calentamos agua en una cacerola grande y cuando esté a punto de hervir, colocamos en su interior, otro cazo más pequeño donde hemos mezclado sin batir las yemas con 30 ml de agua y una pizca de sal. Cocemos al baño maría con el fuego bajo para mantener un punto de ebullición constante, a la vez vamos batiendo las yemas con unas varillas hasta que la mezcla coja espesor y sin dejar de batir, vamos agregando poco a poco la mantequilla clarificada ya templada. Cuando la mezcla sea consistente, apagamos el fuego y seguimos mezclando e incorporamos una cucharada de zumo de limón, mezclamos un poco más hasta obtener la textura deseada y la reservamos.
Ahora vamos con los huevos y para escalfarlos ponemos a hervir una cacerola grande con agua y unas gotas de vinagre. Cuando hierva, metemos los huevos de uno en uno ( o si los haces juntos no más de 4 a la vez) sin cáscara con mucho cuidado. Dejamos hacer 3 ó 4 minutos a fuego medio hasta que la clara cuaje y esta cubra la yema. Lo sacamos con la ayuda de una espumadera y reservamos. Si no los vamos a usar enseguida, para que no se sequen los introducimos en agua fría.
Tostamos el pan (sin son muffins ingleses o bagels, los abrimos por la mitad y usamos una mitad por huevo). Doramos el bacon y lo colocamos sobre el pan tostado que hemos dispuesto sobre un plato, encima ponemos el huevo y cubrimos todo con la salsa holandesa. Decoramos con unos canónigos o cebollino y servimos enseguida.
Otra versión también deliciosa es usar salmón ahumado en lugar de bacon.
¡Bon appetit!
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