miércoles, 13 de agosto de 2014

El huevo frito soñado de Adriá



"Vieja friendo huevos" - Velázquez


“Nada puede causar mayor placer a los ricos de hoy, que comer como los pobres de antaño” Michel Charasse (Ex ministro de Francia)

Y es que no debemos de olvidar que platos...
tradicionales y humildes como los guisos, las migas, potajes y otros muchos creados con los pocos ingredientes disponibles y mucha imaginación por parte de nuestros abuelos han conquistado hoy día las cocinas de muchos de los mejores restaurantes actuales y a unos precios realmente de infarto. 

No es por casualidad que hayamos elegido este cuadro de Velázquez: "Vieja friendo huevos", para ilustrar esta frase, toda vez que el cocinero actual más famoso del mundo, Ferrán Adriá, tiene a los huevos fritos con patatas como su plato preferido. Tal es así que en libro "70 recetas muy personales" (Junta de Andalucía) le ha dedicado una receta tan amorosa como para titularla: "El huevo frito soñado" y que a continuación os dejamos:

EL HUEVO FRITO SOÑADO de Ferrán Adriá:

Ingredientes: 2 huevos, aceite de oliva, sal.

Preparación:

"A uno de los huevos le quito la yema y frío sólo la clara en una sartén con el suficiente aceite de oliva como para que no toque el fondo y se pegue. La dejo que fría bien hasta que queden puntillitas. La pongo sobre un plato y ahora hago lo contrario con el otro huevo: le quito la clara y frío sólo la yema, pero muy poquito, sólo lo justo para que coja color. Esta yema la coloco sobre la clara anterior y así consigo el huevo frito soñado por muchos"

Espero que no pongais el "pero" de que es muy difícil conseguir los ingredientes necesarios para disfrutar de esta exquisitez.

Bon Appetit!

Mojito: El sabor de La Habana




El mojito es un popular cóctel originario de Cuba, compuesto de ron, azúcar (o jarabe de azúcar), lima, menta o hierba buena y agua mineralizada. Comúnmente se piensa que el «mojito» fue inventado por el restaurante cubano «La Bodeguita del Medio» y que se creó en la época de la ley seca estadounidense, cuando quienes querían beber alcohol de forma legal tenían que ir fuera de los EEUU, por ejemplo a Cuba. Muchos estadounidenses acostumbraban a tomar un cóctel similar al mojito pero hecho con burbon. Al carecer de estos destilados en el Caribe, se sustituyeron por ron blanco. Originalmente se le añadía un poquito de tequila y en algunos lugares de México se sigue usando así.

ELABORACIÓN:

Los ingredientes del mojito son los siguientes:

4 onzas (120 ml) de ron añejo (ya sea blanco o golden)
jugo de media lima
1 ramita de hierbabuena (clinopodium douglasii)
2 cucharaditas de azúcar
4 cubos de hielo
agua de sifón o soda
1 rodajita de limón (otros ponen lima) para adornar y/o una ramita de hierbabuena.

Opcionalmente podemos añadir unas gotitas de angostura, para obtener un "mojito criollo". Sirve para potenciar el sabor de los ingredientes.

La planta que en Cuba se conoce como hierbabuena/yerbabuena no tiene nada que ver con la hierbabuena europea y no es una menta. Pero con el paso de los años y la confusión de nombres el mojito se prepara en muchos lugares con variedades de menta.

Instrucciones:

Añada el jugo de media lima y el azúcar directamente al vaso y macháquelo con un mortero. Agregue la hierbabuena machacándola, pero no demasiado. Después ponga el hielo, añada el ron blanco y complete el vaso con sifón o agua con gas. Remueva y adórnelo con una pajita o removedor, una rodaja de lima y una ramita de hierbabuena.

El ron cubano que originalmente se usó para la receta es el Havana Club. No era añejo blanco, sino Silver Dry, ron blanco específicamente creado para coctelería, más bien seco, y que a diferencia de los añejos no modifica el sabor del cóctel y permite que la hierba, el limón, o en su caso la fruta se saboreen a plenitud.

Según la receceta de La Bodeguita del Medio en la Habana, se pone 1/2 cucharadita de azúcar en lugar de 1, además no se añade angostura en absoluto. Por lo demás, la elaboración es la misma. El mojito se bebe, mediante una pajita, en vaso con forma de tubo y de tamaño mediano, tal y como se aprecia en la fotografía. El mojito se prepara igual en todos los bares y restaurantes de La Habana, pero se cita a La Bodeguita del Medio debido a su fama para preparar el mojito, gracias a Ernest Hemingway: "My mojito in La Bodeguita, My daiquiri en El Floridita". 

Chin Chin!

Rosetas de pan

Era la última hornada del día y ya tocaba descansar. Braulio había absorbido todo el mundo del pan desde que nació, pues vivía en la planta superior de lo que era el negocio familiar, la Panadería  "El Buen Pan". Su despertador era de lo más singular, no hacía trabajar a su oído sino a su olfato, que día a día desarrolló gracias al embriagador aroma que subía todas las mañanas hasta su habitación. El aroma del pan recién horneado.

Su padre había heredado el negocio de su abuelo Tomás, el cual tras recibir una pensión vitalicia por minusvalía tras la guerra civil, decidió instalar la panadería en una céntrica calle de Barcelona y que ahora tras los años, él mismo regentaba.

Braulio, no podía describir el placer que encontraba cada vez que metía las manos en la masa. Todos sus sentidos despertaban y era guiado por ellos a un viaje de placeres que dejaba aparcado al instante cualquier otro pensamiento. Comenzaba la creación, sentía vida en todo su ser y ésta era transmitida a la propia masa, la cual parecía entrar en simbiosis con él y daba como resultado el mejor y más exquisito de los panes.

Entre sus clientes habituales se encontraba Ana, una bellísima mujer que iluminaba la estancia cuando aparecía y siempre le era grato atenderla. Pero Braulio observó, que de un tiempo a esta parte su rostro se presentaba sombrío, la luz que irradiaba había desaparecido y en su lugar sólo reflejaba pesadumbre.


-¡Buenos días! ¿el pan de siempre?

-No, sólo dame un "payés"

-¿No va a llevar las "rosetas" para la niña?
-
¿Las "rosetas"?...llevo un mes tirándolas muy a mi pesar

Braulio notó que se le quebraba la voz y afloraban lágrimas a sus ojos


-Ana, ¿qué le pasa? ... ¿puedo ayudarla?
Y como si de una erupción se tratase, de forma violenta y desgarrada, todo el ser de Ana gritó:

-¡Estoy desesperada! Mi hija desde que su padre murió se ha negado a comer, entra y sale del hospital y no me permite ayudarla. Ha decidido dejarse ir hasta un mundo donde no puedo alcanzarla.

Al ver el mar de lágrimas y desesperación en que se encontraba Ana, el panadero, acudió a ella tras el mostrador y la abrazó con infinitos deseos de reconfortarla.


En esto, recordó que él cuando más vivo se sentía era cuando elaboraba el pan y le propuso a Ana, algo más recuperada, invitar a su hija a hacer pan con ella.


-Enamórale los sentidos, hazle estar orgullosa de algo creado por sí misma. Envuelve tu casa con el aroma del pan recién hecho y en breve acudirá de una forma hipnótica a averiguar de dónde procede. Entonces será el momento de hacerla participar.

Un atisbo de ilusión asomó a los ojos de Ana, y llevándose consigo la receta del pan preferido de su hija, se dispuso a poner el plan en práctica.

Después de tres días horneando "rosetas", Ana tuvo que atender una llamada en mitad del amasado, cuando volvió a la cocina, rompió a llorar de alegría y gratitud ¡su hija tenía las manos en la masa!, y con una tímida sonrisa que despertaba por momentos en la cara de la niña, hizo saber a su madre que aceptaba la invitación, que había vuelto.

RECETA DE "ROSETAS" DE PAN


Ingredientes:

1 Kg. de harina de fuerza
40 g. de levadura prensada fresca
10 g. de azúcar moreno
550 ml. de agua tibia
20 g. de sal fina
100 g. de mantequilla a temperatura ambiente o margarina

PREPARACIÓN:


En un bol grande volcamos la harina, hacemos un hueco en el centro de la misma con los dedos y ponemos la levadura desgranada, el azúcar, la mantequilla blanda y la mitad el agua tibia, mezclando y uniendo los ingredientes del centro, entonces será el momento de incorporar la sal, puesto que si se pone junto a la levadura, ésta podría dañarse y no levarnos la masa. Por último echamos el resto del agua que nos quede y mezclamos todo integrando bien todo el conjunto.


Volcamos la mezcla a la mesa de trabajo un poco enharinada y amasamos hasta que quede elástica al tirar de ella. Esto nos puede ocupar unos 10 minutos. Si fuese necesario, agregaremos más harina durante el amasado, para que la masa no se nos pegue a las manos, pero con cuidado de no excedernos pues no debe quedar dura o seca.


Una vez formado el bollo, lo ponemos en el mismo bol del principio, untado con un poco de mantequilla por dentro y hasta arriba de las paredes, lo tapamos con un paño húmedo o film transparente y lo dejamos hasta ver que ha doblado su tamaño. Si en este intervalo encendemos el horno y ponemos el bol cerca, la masa subirá antes. Lo ponemos a 210ºC.


Una vez haya doblado el volumen la masa, la sacamos del bol, la desgasificamos presionándola un poco y cortamos porciones de la medida del hueco de la mano. Con ellas formamos bolas y las colocamos un tanto separadas en una bandeja de horno con papel de hornear en la base o espolvoreada con harina. Las partes menos estéticas de las bolas las ponemos boca abajo. En la superficie, le hacemos unos cortes con las tijeras, a modo de pellizcos y le ponemos un poco de mantequilla en el centro de cada una. Solo nos quedará cerrar un poco los huecos con las yemas de los dedos (para que no se pierda la mantequilla) y si gustamos de una terminación más artesanal espolvoreamos en cada una de las piezas un poco de harina. Las metemos al horno durante 15 ó 20 minutos hasta dorar un poco.


Enfriarlas sobre una rejilla y rellenarlas de jamón y queso por ejemplo (si las coméis calentitas untadas con mantequilla son una autentica delicia)


¡Bon appetit!


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