martes, 12 de agosto de 2014

A caballo entre romanos y mangoles


Las hamburguesas son uno de los platos preferidos de los jóvenes de hoy día y está extendida la idea de que su nombre proviene del filete de Hamburgo, la famosa ciudad alemana, pero la realidad es otra muy distinta, puesto que estos se basaron para su famoso plato en el filete ruso (un filete de carne picada, pasado por harina y frito), pero claro como las cosas nunca son sencillas resulta que los rusos a su vez se inspiraron en los mongoles, esos magníficos jinetes, que debido a su forma de vivir trashumante y sus largas estancias fuera de casa veían como sus carnes se ponían duras con el paso de los días. Y claro la necesidad aviva la imaginación y estos hombres que vivían prácticamente a lomos de sus caballos, tuvieron la idea de poner la carne bajo su silla de montar por espacio de dos días, lo que hacía que la carne se presentara tras ese tiempo blanda, jugosa, prácticamente deshecha y cocida gracias al calor que desprendía el animal junto al cuerpo del jinete. Una cosa que hoy día nos puede parecer algo repugnante pero que en su momento resultó muy útil para estos inquietos guerreros. 

Incluso hay quien menciona que hasta los romanos tenían su propia versión de este plato, que consistía en un tipo de hamburguesa elaborado con carne de res picada con piñones, sal y vino pasado y servida en el interior de un pan. Otra versión del filete de carne picada sería el "steak tartar" que los tártaros introdujeron en Alemania, pero que a diferencia de las anteriores, la carne se presenta picada pero cruda y condimentada. 


Visto el origen "estepario" de este plato tan del gusto de los jovencitos, no es de extrañar que algunos de ellos, que ahora se atiborran de hamburguesas en los establecimientos especializados, nos resulten, a veces como los hunos, una plaga que por donde pasa no crece más la hierba.
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