La naranja, esa deliciosa y jugosa fruta que a todos nos gusta, es el fruto obtenido del naranjo dulce (Citrus Sinensis), un antiguo árbol híbrido originario de India, Vietnam o el sureste de China. El "Larousse Gastronomique" nos cuenta que probablemente ya los antiguos griegos conocían este cítrico procedente de China. Eran sin duda naranjas las míticas manzanas de oro del jardín de las Hespérides, que el héroe Hércules debió recoger en el curso de sus doce trabajos. Estas eran naranjas amargas. Las naranjas dulces las introdujeron en Europa en el siglo XV los mercaderes genoveses y portugueses que comerciaban con los países árabes. Durante siglos la naranja fue una fruta muy escasa que se confitaba o servía para decorar las mesas. Se regalaba o se llevaba a un enfermo y era símbolo de delicadeza y lujo. La palabra naranja proviene del sanscrito "narang" , aunque con derivaciones posteriores del persa o el árabe, siendo curioso que en lengua tamil "narí" significa "fragancia".
Entre las variedades más apreciadas de naranja se encuentra la naranja dulce (Citrus sinensis Osbeck), una de las frutas más populares y saludables del mundo. Su sabor, especialmente de algunas variedades es realmente soberbio por su acidez y dulzura. Como todas las frutas cítricas, contienen de un cuarenta a cincuenta por ciento de zumo, veinte a cuarenta por cien de piel y un veinte a treinta por cien de pulpa y semillas. Aproximadamente un 90 por ciento de su contenido es agua con un cinco por ciento de azúcares.
La naranja contiene un alto contenido de vitamina C, y también vitamina A, pocas grasas saturadas, sodio, fibra, calcio, potasio, magnesio y fósforo. Con estas propiedades la naranja es la fruta por excelencia en casos de resfriados por su alto contenido en vitamina C, que la convierten ademas en uno de los mejores antioxidantes naturales que podamos consumir. La vitamina C, ayuda también a quemar grasas y a prevenir la arteriosclerosis.
Y por contra no está recomendado para los que tiene problemas digestivos: gastritis, hernia de hiato, acidez o úlceras.
Hay tres variedades básicas de naranjas: la naranja dulce, la más conocida y la que compramos normalmente en los mercados; la naranja amarga, utilizada sobre todo para la elaboración de la mermelada de naranja amarga; y la sanguinelli, con un color rojo-naranja que es popular para zumos.
De cara a la compra las variedades más importantes son:
Naranja valenciana: (Valencia late, o Valencia tardía), es una de las variedades dulces para zumo. Es la que predomina en los mercados pasada la época de la navel. Esta variedad, pese a su denominación, no tiene ninguna relación de origen con Valencia.
Naranja pérsica en la actualidad es la variedad más comúnmente cultivada en el sur de Europa desde el sigloXI y es la naranja que en 1493, Cristobal Colón llevó a Haití y el Caribe.
Naranja de ombligo o "navel" (naranja de california): Producto de una mutación ocurrida en 1820 en un monasterio de Brasil, de la que se han derivado otras, como la navelina, híbrido de corteza fácil de pelar, y la navelate o navel tardía.
Naranja de sangre (sanguina): La naranja de sangre tiene rayas rojas en la piel, y el jugo es a menudo un color de rojizo oscuro.
Las naranjas frescas pueden durar más de tres semanas en la nevera, aunque si se les guarda a temperatura ambiental se les puede sacar más zumo.
La naranja es básicamente una fruta de postre, esencial en pastelería y confitería y que ha servido también como ingrediente fundamental en algunos platos tan famosos como el "pato a la naranja". La corteza confitada interviene en numerosos postres y pasteles, ya sea como ingrediente o como decoración.
RECETA DE LAS CORTEZAS DE NARANJA CONFITADAS
En primer lugar elegimos una naranja de piel gruesa, la lavamos bien, a ser posible la frotamos con un cepillo por los posible residuos químicos que pudiera tener, la pelamos y retiramos la parte blanca que se encuentra bajo la corteza por ser esta bastante amarga. A continuación cortamos la piel en láminas.
En una cacerola, llevamos a ebullición un cuarto litro de agua, con 125 gramos de azúcar y cuatro cucharadas de zumo de naranja. Una vez alcanzada la ebullición añadimos las cortezas ya presentadas en laminas, tras lo cual deberemos tapar la cacerola y cocinar todo a fuego medio hasta ver reducir el jarabe a 3/4 del total con la ayuda de pequeños hervores (dejar cocer 5 minutos, apagar el fuego y esperar a que se enfríen, más o menos una hora. Volver a poner la cazuela en el fuego y contar otros 5 minutos desde que comience a hervir. Hacer lo mismo que la primera vez y repetir 4 veces. En la quinta y última las cortezas comienzan a ponerse traslúcidas, entonces bajar el fuego y dejar confitar estas cortezas a fuego muy lento hasta que estén transparentes.)
Logrado esto deberemos dejar que se enfríen por completo dentro del jarabe y luego las escurrimos. Después espolvoreamos nuestra superficie de trabajo con abundante azúcar glas, ponemos las cortezas encima y las cubrimos con aquella, tras lo cual solo quedará dejarlas secar sobre una rejilla durante 24 horas. Si además las bañamos en chocolate las convertimos en una tentación casi pecaminosa.
"Bon appetit"