martes, 12 de agosto de 2014

Brownies de chocolate y nueces-


¡Tu presentación no aporta nada nuevo al proyecto! ¡Hazme una nueva campaña con empuje o estás despedida!. 
Tras el portazo, Clara se derrumbó en su silla y comenzó a llorar. Había invertido tres intensos meses con noches en vela y múltiples discusiones con Teo, su novio. Pero sobre todo, le habían despojado de un plumazo la ilusión que había puesto en su trabajo. Estaba segura de que era una gran idea, de que resultaría comercial y rentable, pero se estampó con la oposición de su jefe y la consiguiente amenaza. 

Faltaban veinte minutos para terminar su día en la oficina y tras el disgusto, se sintió merecedora de acabarlo antes. De camino a casa, recibió un mensaje de su novio: 


"Tenemos que hablar. Nuestra relación se tambalea. No acepto un segundo puesto. O tu trabajo o yo".


Con la noción algo perdida y totalmente rendida a todo lo mal que podían seguir las cosas ese día, decidió refugiarse directamente en la cama. Bajo las mantas, con la cabeza cubierta y a oscuras, conseguía sentirse un poco a salvo, siempre lo había hecho, desde pequeña, y totalmente abandonada al llanto, no pudo reprimir una voz desesperada que le surgía desde dentro: -¡mamá! 


Y al oír su propio grito desgarrado, recordó con dulzura como su madre cada vez que la encontraba en esta situación de desconsuelo, se acercaba a la cama y con sus suaves y arrulladoras palabras, la regalaba con un trozo de exquisito chocolate. 


-¡Chocolate!- Dio un salto y se dirigió hacia la cocina, seguidamente cogió un libro de postres que guardaba en un cajón y se fue directa al índice, donde buscó qué podría tentarla con más acierto y... ¡allí estaba! "Brownies de chocolate y nueces". Al respirar hondo y con renovados ánimos, sintió realmente que deleitarse con la elaboración y posterior degustación de este dulce, sería lo único que la salvaría de aquella deriva emocional. Entonces, una tenue vocecilla le susurró al oído que mañana sería otro día y sin más dilación, se puso manos a la obra.


BROWNIES DE CHOCOLATE Y NUECES


Ingredientes: (para 16 porciones) 


350g. de chocolate negro 


200g. de nueces troceadas 


250g. de mantequilla sin sal


250g. de azúcar moreno


3 huevos


85g. de harina de repostería 


1 cucharadita de levadura en polvo


PREPARACIÓN:


Lo primero que tendremos que hacer es precalentar el horno a 160ºC. Entre tanto prepararemos un molde cuadrado o rectangular untándolo con mantequilla y lo espolvoreamos con harina (para que no se nos pegue el brownie al molde)

La mantequilla y el chocolate lo fundiremos al baño María o al microondas, los mezclaremos y se reservará para que entibie un poco.

Batimos los huevos y el azúcar con ayuda de unas varillas hasta blanquear. A continuación añadimos el chocolate a los huevos y los mezclamos, incorporando luego la harina con la levadura ya tamizadas. Finalmente agregamos las nueces y removemos todo el conjunto. 


Verter y nivelar la masa en el molde preparado y hornearla durante 30-35 minutos. Ya solo nos quedará dejarlo enfriar antes de cortar en porciones cuadradas.


Para la presentación podéis jugar con un poquito de caramelo, de helado, nueces, azúcar glass....


¡Bon appetit!

A caballo entre romanos y mangoles


Las hamburguesas son uno de los platos preferidos de los jóvenes de hoy día y está extendida la idea de que su nombre proviene del filete de Hamburgo, la famosa ciudad alemana, pero la realidad es otra muy distinta, puesto que estos se basaron para su famoso plato en el filete ruso (un filete de carne picada, pasado por harina y frito), pero claro como las cosas nunca son sencillas resulta que los rusos a su vez se inspiraron en los mongoles, esos magníficos jinetes, que debido a su forma de vivir trashumante y sus largas estancias fuera de casa veían como sus carnes se ponían duras con el paso de los días. Y claro la necesidad aviva la imaginación y estos hombres que vivían prácticamente a lomos de sus caballos, tuvieron la idea de poner la carne bajo su silla de montar por espacio de dos días, lo que hacía que la carne se presentara tras ese tiempo blanda, jugosa, prácticamente deshecha y cocida gracias al calor que desprendía el animal junto al cuerpo del jinete. Una cosa que hoy día nos puede parecer algo repugnante pero que en su momento resultó muy útil para estos inquietos guerreros. 

Incluso hay quien menciona que hasta los romanos tenían su propia versión de este plato, que consistía en un tipo de hamburguesa elaborado con carne de res picada con piñones, sal y vino pasado y servida en el interior de un pan. Otra versión del filete de carne picada sería el "steak tartar" que los tártaros introdujeron en Alemania, pero que a diferencia de las anteriores, la carne se presenta picada pero cruda y condimentada. 


Visto el origen "estepario" de este plato tan del gusto de los jovencitos, no es de extrañar que algunos de ellos, que ahora se atiborran de hamburguesas en los establecimientos especializados, nos resulten, a veces como los hunos, una plaga que por donde pasa no crece más la hierba.
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